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Educador, lingüista, escritor, estudiante de antropología y mentor de jóvenes
6 de enero de 2023
Basándome en mis viajes -un tanto antropológicos y etnográficos- por América Latina, debo decir que ningún país del continente, que he visitado hasta ahora, se parece tanto a Brasil como Colombia, y viceversa. Sea por su gente cordial y cariñosa, su comida, ambas a base de arroz, frijoles, carne, ensalada y fruta, aunque con algunas especificidades: si en Brasil la yuca es el sustituto más común del arroz, en Colombia ese papel lo juega el maíz. Sea por sus paisajes de ciudades en medio de la naturaleza (Río de Janeiro y Pereira), metrópolis gigantes (São Paulo y Bogotá), ciudades innovadoras, organizadas y funcionales (Curitiba y Medellín), estados amados por todos los habitantes y con comida deliciosa (Minas Gerais y Santander), ciudades musicales con mayoría de afrodescendientes (Salvador y Quibdó), espléndidos y bien conservados parques nacionales (la Chapada dos Veadeiros y el Parque Tayrona). Se nota que hay muchas similitudes entre los vecinos, pero hoy pretendo centrarme en la música, más específicamente en la samba y la cumbia, símbolos nacionales de cada uno de estos países.
CONTEXTO HISTÓRICO
Ambos ritmos tienen sus orígenes relacionados con los pueblos afrodescendientes, aunque el origen de la cumbia es discutido y en ocasiones atribuido a pueblos originarios del territorio colombiano y panameño, país que hasta la construcción del Canal de Panamá era parte integral de Colombia. Sin embargo, con una lectura más comprensiva, prefiero imaginar que la experiencia humana es capaz de originar hermosas manifestaciones a partir del aporte de diversas etnias, por lo que la cumbia sería tanto una creación afrocolombiana como indígena, ya que ambas convivieron en la misma región Caribe en el momento de su desarrollo.
En el Caribe colombiano, aun durante la colonia, la cumbia aparece entre los pueblos afrocolombianos con sus tambores, los indígenas con sus armónicas, maracas, gouache y baile, y también los hispanos, con la poética del idioma español. Esta mezcla es la que configura el alma tricolor colombiana, y la cumbia es el género musical que traduce la cultura de este país a través de la música y la danza. El origen de la palabra cumbia proviene de la lengua africana bantú y significa danza. Aquí ya se pueden ver muchas similitudes entre la cumbia y la samba.
Aunque 'Pelo Telefone' se considera la primera samba grabada, compuesta por Donga en 1916, esta grabación no puede considerarse el origen real de este ritmo. Los historiadores afirman que los encuentros de personas esclavizadas dieron forma a lo que ahora consideramos samba. Las rodas, muy comunes entre los pueblos africanos, son un espacio de horizontalidad donde todos se ven y pueden ver a los demás, y en este espacio de amistad y comunión, los esclavizados bailaban especialmente la umbigada y además de jugar capoeira, otro símbolo de la cultura afrobrasileña. En Brasil, otras manifestaciones de crucial importancia para entender al pueblo brasileño son las rodas de coco y jongo, ambas danzas africanas con gran similitud con el círculo de samba. Como la cumbia, la samba ganó su identidad con la poesía de una lengua latina, en su caso la lengua portuguesa y cierta melancolía del alma portuguesa.
La música compuesta por Baden Powell, Vinícius de Moraes y Marcelo Peixoto, traduce bien este encuentro de los dos pueblos:
Porque la samba nació allá en Bahía
Y si hoy es blanco en poesía
Si hoy es blanco en la poesía
Es demasiado negro de corazón
Samba da Benção
LA GEOGRAFÍA DE LA CUMBIA
Al igual que en Brasil, los afrodescendientes llegaron a la fuerza a tierras americanas, desembarcando en los principales puertos del continente. En el caso del territorio colombiano, los africanos esclavizados arribaban principalmente al puerto de Cartagena de Indias, ciudad con gran expresividad negra hasta la actualidad. Desde entonces, los afrocolombianos están en mayor concentración en ciudades de las costas atlántica, caribeña y pacífica, y también en algunas ciudades cercanas, como Medellín y Cali. Al caminar por Cartagena, el turista encuentra una fuerte correspondencia con las ciudades de Salvador y Olinda, debido a las coloridas casas coloniales, las frecuentes manifestaciones artísticas afrolatinas y también las mujeres ataviadas con trajes floreados o multicolores, portando un cuenco con frutas en cabezas. La venta de frutas, semillas, flores y dulces tropicales, al igual que en Brasil, fue una aliada en la emancipación y el sustento de las mujeres negras. Mientras que en Brasil a estas mujeres se les llama 'baianas', en Colombia son las 'palenqueras', que tiene su origen en el término palenque, palabra equivalente a quilombo.
LA GEOGRAFÍA DE LA SAMBA
Río de Janeiro fue la capital de Brasil durante mucho tiempo (1763-1960), y también fue la capital del Reino de Portugal durante 7 años. Se puede imaginar entonces que Río de Janeiro representó un lugar de gran movimiento político y riqueza. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la riqueza se concentró solo en manos de los europeos y sus descendientes, ya que después de la abolición de la esclavitud los ex esclavos no tenían garantía de participación plena en la sociedad brasileña. Fue en medio de este torbellino de injusticias, violencia y efervescencia que tomó forma la samba, como un grito de libertad. Samba da Benção destaca que la samba se originó en Bahía, pero fue en Río de Janeiro, la capital cultural de Brasil durante el siglo XX, que el ritmo reveló nombres inolvidables como Pixinguinha, Elizeth Cardoso, Beth Carvalho, Zeca Pagodinho, Neguinho da Beija - Flor, Arlindo Cruz, Alcione, Clara Nunes, Jorge Aragão, Jovelina Pérola Negra, Clementina de Jesus. Aunque no todos eran de Río de Janeiro, lograron un gran éxito al lanzar su carrera en esa ciudad. Al igual que Cartagena, Río también es una ciudad con una importante población negra, un verdadero crisol, al mismo tiempo que muestra toda la creatividad, la resiliencia y la belleza de los negros, expone la violencia a la que esta parte de la población brasileña es sometida, y a menudo por el propio Estado.
SAMBA Y CUMBIA HOY
Tanto la samba como la cumbia son de origen afrolatino y obtuvieron su poesía a través de las lenguas latinas. Otras modificaciones se sucedieron con el tiempo, hasta que los ritmos cayeron al gusto de toda la población, comenzando a ser apreciados en otros países. Muchos ritmos afrodescendientes del continente americano sufrieron muchos prejuicios por parte de la clase dominante. Por esta razón, estos ritmos se vieron obligados a cambiar a una nueva forma para ser aceptados por la sociedad. En el caso de la cumbia, recién comenzó a ser apreciada por las élites de las ciudades más importantes, especialmente de Bogotá, cuando Lucho Bermúdez orquestó el género con toques de jazz y big band, pasando así a ser tocada en los grandes bailes de las capitales financiera y política. Algunos intérpretes, sin embargo, se mantuvieron fieles a las raíces ancestrales del género, aun a riesgo de ser borrados, como es el caso de Totó la Momposina, una de las más grandes intérpretes de cumbia. Fue Carlos Vives, sin embargo, quien al mismo tiempo que rescataba estas raíces ancestrales popularizó la cumbia a nivel nacional, haciendo que el ritmo llegara a otros países del continente latinoamericano, como Perú, México, Chile y Argentina. Hoy, músicos de la nueva generación de cumbia como Li Saumet, Lila Downs, Gepe y Miss Bolivia le agregan elementos electrónicos al ritmo, haciéndolo nuevamente atractivo para las nuevas generaciones.
La samba, por su parte, siempre ha tenido su melodía relacionada con la imagen del malandro, como alguien que es holgazán y comete delitos menores. Es cierto que la figura del malandro representa a aquel que tiene la 'manera brasileña' de sobrevivir en medio de las adversidades y dificultades que sufre la población, especialmente la negra. De esta forma, el malandro representa la astucia del que no se niega disfrutar los placeres de la vida. Durante la edad de oro de la radiodifusión, los primeros sambistas aclamados a nivel nacional fueron Noel Rosa, Cartola y Nelson Cavaquinho, con Rosa proveniente de la clase media de Río. Algo similar a lo que sucedió con el jazz y el tango, la vestimenta de samba se volvió formal, para ser bien vista por la alta sociedad. Fue Carmen Miranda, una portuguesa muy brasileña, quien promocionó la samba por primera vez a nivel internacional, en las diversas películas de Hollywood que protagonizó. Con su icónico e inmortalizado atuendo, en el que portaba muchos frutos en la cabeza, exaltando la tierra fértil de nuestras tierras y la mujer trabajadora, Carmen fue fundamental también en la aceptación visual de la samba. Con los años, surgieron otras voces femeninas esenciales en la historia de la samba, como Clementina de Jesus, Doña Ivone Lara, Jovelina Pérola Negra, Elizeth Cardoso, Elza Soares, Maria Bethânia, Clara Nunes, Gal Costa, Lecy Brandão, Beth Carvalho y Alcione. También intérpretes y compositores masculinos, entre ellos Arlindo Cruz, Zeca Pagodinho, João Nogueira, Jorge Aragão, Gilberto Gil, Caetano Veloso, Paulinho da Viola y Chico Buarque. Al igual que la cumbia, actualmente la samba también está en proceso de actualización, con influencias de la música negra americana e incluso del pop, pero siempre manteniendo las raíces ancestrales del género y abordando temas de la realidad periférica de los negros, además de exaltar temas de amor y amistad. Algunos de los artistas más conocidos en la actualidad son Diogo Nogueira, Roberta Sá, Maria Rita, Aline Calixto, Teresa Cristina, Mumuzinho, Ferrugem, Renato da Rocinha, Mariene de Castro, Mart'nália y Dudu Nobre.
QUÉ ESPERAR DEL FUTURO DE LOS GÉNEROS
Los cambios que experimentan la cumbia y la samba a lo largo del tiempo representan el movimiento de la sociedad misma. A medida que avanza la tecnología, los géneros siguen siendo relevantes para las nuevas generaciones a partir de la lectura del mundo. Para una generación esencialmente tecnológica, que tiene acceso a diferentes estilos musicales y recibe estímulos audiovisuales en todo momento, sentirse atraída por géneros ancestrales que se adaptan a esta realidad, va de encuentro de su lenguaje. Al mismo tiempo, cultivar las raíces ancestrales de los géneros es fundamental, ya que además de retratar la historia de nuestro pueblo a través de la música, sigue siendo relevante para los desafíos de hoy, que solo serán superados cuando nos conozcamos mejor. Saber quiénes somos, de dónde venimos, para saber a dónde ir. La cumbia y la samba son lecciones de historia contadas en profundidad y por el tambor y el cuerpo. También son puentes entre dos naciones, que a pesar de estar tan cercanas, se olvidaron de haber nacido del mismo vientre.
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